Abandonar el hogar familiar para comenzar una nueva vida, la universitaria, lejos de él es a veces una situación difícil. Nueva ciudad, nuevo centro de estudios ¿nueva casa? O no, porque existe una alternativa a compartir piso o decantarse por una residencia para universitarios.

El tránsito hacia la vida universitaria puede ser más sencillo cuando el estudiante se aloja en una residencia ¿Por qué? Porque puede centrarse en exclusiva en su carrera. Cuando uno ha vivido bajo el cobijo materno, encontrarse de repente conque debe encargarse de tareas domésticas puede ser una situación agobiante. Más si hay que compartir espacio con otros dos o tres estudiantes a veces de carácter completamente opuesto.

En una residencia el ambiente de estudio es mucho mayor. Normalmente suelen estar cerca de los centros universitarios, algo que ya supone una gran ventaja. Además, los estudiantes pueden residir en régimen de pensión completa y disponer de servicios como lavandería, de modo que se pueden despreocupar de los asuntos más engorrosos cuando se vive lejos de casa.

Por otra parte, compartir espacio con otros estudiantes tiene otras ventajas importantes. Una de ellas es que ante cualquier duda, se puede acudir a algún residente que estudie la misma materia, incluso se pueden preparar los exámenes en conjunto. Y no hay que olvidar que las residencias tienen sus propias salas de estudio, de modo que no hace falta que los estudiantes se desplacen.

Y, como no todo tiene que ser estudios, sino que el ocio también debe tener su parcela, las residencias cuentan con equipamientos para hacer la estancia de los estudiantes más agradable y para que puedan relajarse entre examen y examen: canchas polideportivas, piscinas, salas en las que disfrutar de proyecciones, etc. Algunas incluso organizan encuentros y seminarios que pueden ser interesantes para los residentes.